LACTANCIA MATERNA


La lactancia es algo de lo que actualmente se habla mucho y da mucho que hablar. Hoy en día nos venden la imagen de que la lactancia materna es lo naturaly lo que hay que hacer, pero lo cierto es que existen diferentes tipos de lactancia y quien decide cual es la que está hecha para tu situación no es otra que una misma. Es indudable que la leche materna es lo ideal y lo natural, pero no es la única opción. A mí, por ejemplo, nunca me dieron de mamar, fui prematura y nunca fui una niña enfermiza. 

De esta manera siempre pensé que yo no daría el pecho. Que no era necesario. Pero la realidad es que en cuanto empezamos a buscar el embarazo la idea de dar el pecho empezó a anidar en mi mente gracias a todo ese bombardeo al que te ves sometida por el entorno en general. La gente, los ginecólogos, otras mamás y sobre todo el hospital que prácticamente te miran como si tuvieras tres cabezas al decir que no vas a dar el pecho. Pero de todo esto me doy cuenta ahora, en ese momento no era nada que me molestara y estaba prácticamente de acuerdo con todo lo que me decían. 

El caso es que Valentina nació y le di el pecho. Y la sensación de ser tú quien alimenta a tu bebé, quien lo sustenta y lo pone gordito, es mágica. Es precioso ese momento en el que sólo estáis vosotros dos. Su manita acariciándote mientras se alimenta de algo que sólo le puedes dar tú. Para mi fue maravilloso. Al principio.

Conforme pasaron los meses era capaz de ver todo eso, de apreciar el momento y saber que es algo que sólo podríamos compartir nosotras pero empecé a ver el otro lado.Lo que nadie te cuenta. Las noches en vela, las horas y horas que no puedes hacer otra cosa que dar el pecho, la completa dependencia de sacarte la leche si no esta el bebé porque duele no hacerlo, y muchas cosas más.

Valentina podía hacer tomas de hasta 12 horas seguidas. Y diréis que es una exageración pero puedo asegurar que es cierto. Llegué a ver una temporada entera de Stranger Things con la peque al pecho. Aprendí a dormir sentada porque no me quedaba de otra. Empiezas a ver que sí, que es precioso que sea algo sólo de dos, pero no te importaría poder compartir la carga con el papá (u otra mamá en caso de que sean dos mamás), pero sólo puedes hacerlo tú. Y tú también deseas dormir más que nada en el mundo. La sensación de soledad, de no poder compartir con nadie la carga, saber que todo el peso de esa tarea recae sobre una misma a veces provoca ansiedad.Las noches de llantos, quejidos y estar despierto siempre recaen sobre una. Y mientras ella mama tu lloras de puro sueño, de desesperación por pensar que llorar te hace peor madre. Porque no esta permitido llorar por el sueño. Pero si lo está. 

Por las mañanas todo cambia y vuelves a ver las cosas con otra perspectiva, pero la noche vuelve a llegar y el bucle comienza de nuevo. Y con esto no digo que llorara cada noche, a penas fueron dos o tres, pero lamento cada lágrima que derramé incluso ahora. Sigo pensando que esta fuera de lugar llorar por algo así, pero en el fondo se que es normal, la batalla continua incluso hoy como véis, mi mente racional dice una cosa pero el corazón dice otra. 

El pecho a demanda es tremendamente sacrificado. Lo que peor llevé fue el sueño, no os voy a mentir. De haber sido Valentina una niña más dormilona quizá mi situación o mi punto de vista sería distinto. Pero está el tema de tener que dar el pecho en cualquier lado, en cualquier momento. Que no es por hacerlo en público o no, es por el echo de que igual necesitas hacer algo y debes pararlo todo por el peque. Y vuelvo a decir que por el peque se hace lo que sea, pero al final , en ocasiones es un engorro. Las primeras semanas pasan entre toma y toma, no se hace otra cosa. 

No todos los casos serán como el mío. Yo no podía salir de casa porque Valentina quería tener el pecho en la boca día y noche, aunque no mamara, y si osabas quitárselo lloraba desconsolada, y no soy madre de dejar llorar por que sí, de manera que estaba todo el día sentada dando el pecho. Porque no quería mamar de pie tampoco. 

Resultó que la enana era alérgica a la proteína de vaca y por ello es que hacia tomas tan y tan largas. Mamaba porque la succión le calmaba pero a la vez que ingería mi leche le sentaba mal y entraba en bucle. Para otro día dejo la de visitas que hice al hospital porque en mi interior sabia que tantas horas al pecho, tantos cólicos y tantos llantos no eran normales. Valentina tenía 4 meses por aquel entonces y ya había hecho el banco de leche para poder darle el biberón con mi leche al incorporarme al trabajo. Todo un banco de leche con leche que le sentaba fatal. Así que de la noche a la mañana tuvimos que pasar a leche artificial libre de proteína, lo que viene siendo leche hidrolizada. 

No pude evitar sentirme desgraciada por darle algo que le sentaba mal, por no ser lo suficiente buena, porque sabía que echaría de menos los momentos sólo de nosotras. Pero ¿sabéis que paso?Cuando le di el primer biberón entre lágrimas, mías no de ella porque ella es tragona y le daba igual una cosa que otra, mi marido me miró y dijo: Esta imagen es tan bonita como la otra. Y entonces me sentí en paz. Mi niña se alimentaría de algo que no le haría mal y se acabarían los cólicos. Yo podría descansar. Se acabaron las horas y horas de pecho, tener los pezones blanduchos de tantas horas metidos en una boca húmeda (una boca preciosa eso sí), se acabaron los llantos, empezamos a dormir más horas y se acabaron los subidones de leche y el dolor. Por desgracia el cómo se queda el pecho es algo que no tiene solución a no ser que se pase por quirófano. Que no a todas le quedaran mal, pero a mi sí. No están ni la mitad de firmes que antes.

En ese momento me di cuenta del bombardeo al que se ve sometida una futura mamá cuando da el pecho. Así que aquí dejo mi experiencia con la lactancia. Para a quien le pueda servir. Amé y odié a partes iguales dar el pecho y tengo serias dudas de volver a darlo en un futuro. Y no soy peor madre por ello.No soy peor madre por decirlo.Todas deberíamos poder escoger sin que te miren como a un alienígena y sin sentirse juzgada. Y lo peor es que la mayor parte de esa gente que juzga son mujeres que habrán pasado por ello igual tú. 


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